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Detrás de tus orejas
Detrás de tus orejas no hay nada. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que delante tampoco. Detrás de tus orejas debería haber una nuca con el pelo largo, cobrizo y sedoso. Delante, dos linternas verdes y llenas de amor. Sólo tu boca podía competir en belleza con tus ojos. Y sólo tu voz con tu boca.
Pero ahora sólo quedan tus orejas flotando en el aire, como dos gorriones rebeldes que se niegan a desaparecer. ¿Cuándo dejarán de perseguirme tus orejas? Al fin y al cabo, el disparo por detrás pretendía llevárselas por delante, como ocurrió con el resto de tu cuerpo. ¿Será que fueron las únicas que se dieron cuenta de mis intenciones cuando decidiste abandonarme?
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