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El guardián
-La abrazaré con cuidado para no romperla pero, sobre todo, la abrazaré para protegerla.
Así se lo prometí al doctor Alonso, el último director del extinto Parque Botánico. Él calló, asintió y se marchó dejando tras de sí la estela de unos pasos abatidos. Jamás volví a verlo. Yo, por mi parte, había estudiado la técnica del abrazo concienzudamente, y estaba dispuesto a aprovechar todos mis conocimientos para salvaguardar a la planta de su propia fragilidad. Resulta curioso que nunca nadie me preguntó en qué consistía tal técnica. Acaso ser el último guardián de la última planta que quedaba en la ciudad, ya no era algo que suscitase la más mínima curiosidad.
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